Estimado alcalde: me parece perfecto que cierre al tráfico parte de la Casa de Campo, que instale controles de velocidad y controles policiales, pero se está olvidando de lo más importante: las putas. Tengo la buena suerte de que a mi hijo le guste el deporte. Le apasiona el tenis. Me entra el sudor frío cuando le llevo, creo que por poco tiempo, a las instalaciones municipales de la Casa de Campo para recibir sus clases de tenis y me pregunta ¿qué hacen esas señoras desnudas? Es usted un mal alcalde por permitir que eso suceda. A usted el deporte le trae sin cuidado. Únicamente le importa la élite: el desastre de la candidatura olímpica, con su despilfarro económico incluido; el torneo elitista del Masters Series y acontecimientos de este tipo. ¿Quiere responder a mi hijo de 8 años qué hacen esas mujeres desnudas? Le propongo cuatro soluciones: que quite las putas, que corte el tráfico totalmente excepto para los usuarios deportistas, que algún hijo o familiar suyo de esa edad sea compañero de clase de mi hijo o que le proporcione una plaza a mi niño los martes y los jueves de 17.30 a 18.30, nivel 1, en las instalaciones de La Bombilla o de Cagigal, las más cercanas a mi domicilio. Espero su pronta respuesta, haga que confíe de nuevo en usted como alcalde.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de septiembre de 2005