El 6 de septiembre me inquietó una noticia que apareció en los informativos de una cadena privada de televisión: cursos para maltratadotes en Alicante. Desde ese día estoy muy indignada por varias razones: estoy indignada por cómo fue presentada la noticia: "Comienza el curso escolar para hombres maltratadores...". Me parece ofensivo intentar encontrar algún paralelismo con el comienzo del nuevo curso escolar. Me siento indignada por la información en sí: ¿A quién se le ocurrió la brillante idea de iniciar un proceso de este tipo con 60 personas, ¡nada menos!, y, además abrir las puertas para que se llegaran a incorporar hasta 150? Quien entiende mínimamente de procesos formativos, educativos, de sensibilización, no digamos de procesos terapéuticos, saben que con esa ratio es imposible trabajar.
Cuestiones tan complejas tienen que ver con la de-construcción de prejuicios y elementos que hasta el momento fueron constitutivos de la personalidad. Observar la sala, también me indignó profundamente: ¡una sala de conferencias!, la actitud pasiva y desautorizada del psicólogo, parapetado tras una mesa y la actitud tan poco inteligente del presidente de la Audiencia también me parecieron esperpénticas. Si esto es lo que se va a venir haciendo al amparo de la Ley Integral contra la Violencia, me temo que no se podrá acabar con ella, más bien al contrario. El principal objetivo de la misma, además de causar sufrimiento a mujeres concretas, es el miedo que provoca en todas las mujeres, principal recurso para mantenerlas, para mantenernos controladas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 17 de septiembre de 2005