Es preocupante cómo se está deteriorando la convivencia política en Cataluña. Lo acaba de comprobar el PP en Figueres (Alt Empordà), obligado a abandonar su sede hace unos días debido a las continuas amenazas, pintadas y presiones del entorno independentista. También los intelectuales catalanes que firmaron el manifiesto antinacionalista han sufrido ataques y alguno ya ha sido amenazado de muerte.
Lamentablemente, algunos violentos y aprendices de fascistas están empeñados en crear en Cataluña, por medio de sus amenazas,un ambiente irrespirable para los que quieren defender opciones políticas no nacionalistas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 19 de septiembre de 2005