La República Francesa entregó ayer al director del Instituto Cervantes de España la condecoración que le distingue como caballero de las Artes y las Letras de la mano de su embajador en Madrid, Claude Blanche Maison. Pero lo que no esperaba el embajador es que César Antonio Molina se sirviera de la ocasión para rendir a Francia su reconocimiento como "un gran faro de libertad" que ayudó a sobrevivir, en tiempos crueles para España, a parte esencial de su familia. "Francia y México", dijo César Antonio Molina, "acogieron a muchos españoles exiliados, y singularmente Francia abrió sus puertas para que la idea de libertad siguiera siendo una herencia de la que todos disfrutamos hoy". César Antonio Molina tenía a su lado a su mujer, la escritora Mercedes Montmany, y a su pequeña hija Laura, que ya estudia en el Liceo Francés. Entre el público, el presidente de la última institución que ha dirigido el responsable del Cervantes, Juan Miguel Hernández de León, y el presidente de los editores de Madrid, Emiliano Martínez, aparte de numerosos creadores relacionados con la cultura francoespañola.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de septiembre de 2005