"Injerencias" para las formaciones que apoyan al tripartito catalán. "Coacciones y amenazas" para Convergència i Unió. La mayoría de partidos políticos catalanes coincidieron ayer en rechazar las últimas declaraciones de ministros del Gobierno central que cuestionaban la constitucionalidad de parte del nuevo Estatuto: José Bono y José Antonio Alonso por oponerse a la definición de Cataluña como nación y Jordi Sevilla al imponer nuevas condiciones para la aprobación del texto en las Cortes.
El PSC, el principal implicado en esta polémica, se afanó en marcar distancias y recordar su independencia organizativa respecto al PSOE. "No nos sentimos presionados, porque el PSC ya ha demostrado qué Estatuto quiere, independientemente de las opiniones de unos y otros aquí y fuera de aquí. El PSC defenderá lo que cree que conviene a Cataluña", subrayó su portavoz, Miquel Iceta. Respecto a las declaraciones del ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, quien dijo que el Gobierno se opondrá a un Estatuto que "sea malo para España aunque sea constitucional", Iceta respondió: "No se me ocurre nada que sea bueno para Cataluña y no lo sea para España".
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Desde Esquerra Republicana, su portavoz Joan Ridao pidió al presidente del Gobierno que "pusiera orden en el corral", mientras que el líder del partido, Josep Lluís Carod Rovira, insistió en que sólo considera "válidas" las palabras de José Luis Rodríguez Zapatero. También Joan Boada, de Iniciativa per Catalunya, pidió a Zapatero que "haga callar" a sus ministros.
Por su parte, el líder de CiU, Artur Mas, calificó estas declaraciones de "coacciones y amenazas" y sostuvo que suponen "saltarse a la torera" la promesa de Zapatero de aprobar en las Cortes el Estatuto que saliera del Parlamento catalán.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de septiembre de 2005