El exceso de celo británico impidió ayer la aprobación, por el Consejo de Ministros de la UE, de la declaración sobre Turquía, que el día anterior habían adoptado por unanimidad los embajadores de los Veinticinco. Tras dos semanas de negociaciones, éstos pactaron un texto sobre el reconocimiento de Chipre. El texto, satisfactorio para Nicosia, era una "contradeclaración" a las manifestaciones unilaterales de Ankara del 29 de julio en las que manifestó que la ampliación de la Unión Aduanera a los nuevos Estados miembros no suponía un reconocimiento de las autoridades de Nicosia.
El texto acordado debería haber sido aprobado ayer por los ministros como un trámite más. Pero la representación británica forzó la situación al tratar de blindar el acuerdo al proponer que la "contradeclaración" aprobada no pudiera ser modificada, con independencia de la evolución de las discusiones sobre el otro punto pendiente que se refiere al marco de la negociación. Chipre insistió en que no quería modificar el texto acordado, pero tampoco quería darlo por cerrado mientras exista otra negociación pendiente. La estrategia británica de ir cerrando temas no prosperó. Chipre no quiere dar ninguna puerta cerrada hasta que no se llegue a un acuerdo total.
Los embajadores de los Veinticinco volverán a reunirse hoy para abordar el marco de negociación donde la principal discrepancia es Austria, que insiste en dejar una puerta abierta para establecer otro tipo de relación con Turquía alternativa a la adhesión como una simple "asociación privilegiada". La posición de Austria de alargar las negociaciones se vincula a su interés de introducir la integración de Croacia en la recta final.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de septiembre de 2005