Kate Moss pidió ayer disculpas, asumió la responsabilidad de sus acciones y aceptó que debe "resolver varios asuntos personales". Era la primera vez que la modelo hacía algún comentario público desde que saltó el escándalo sobre su presunto consumo de drogas.
La más rockera de las profesionales de la pasarela, ni confirmó ni desmintió su posible afición a la cocaína, que sugiere una serie de fotografías y reportajes publicados en la prensa británica en las últimas semanas. Se hizo, eso sí, eco de un embrollo que amenaza con arruinar su lucrativa carrera y la custodia de su hija. "Acepto la responsabilidad total de mis acciones. También acepto que debo enfrentarme con algunos asuntos personales y ya he dado pasos difíciles pero necesarios para resolverlos", dijo en un comunicado. En el mismo, la supermodelo pide disculpas a "todas las personas a las que he defraudado con mi comportamiento, que ha dejado en mal lugar a mi familia, amigos, colegas y socios profesionales". Estos últimos iban cayendo en cadena, como las fichas del dominó. Las grandes firmas de moda se han distanciado de Moss temerosas de que la mala prensa que acompaña estos días a la supermodelo inglesa dañen sus respectivas imágenes públicas.
Rimmel se subió ayer al vagón de la contra-publicidad poniendo "en revisión" su relación con la top-model por su supuesto consumo de drogas. La popular firma de cosméticos expresó en un comunicado su "alarma y consternación por las recientes alegaciones en torno al comportamiento" de su modelo publicitaria de los últimos cuatro años. Rimmel se sumaba a marcas como H&M, Burberry y Chanel, que han roto o no van a renovar sus respectivos contratos con la profesional rebelde de la pasarela.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de septiembre de 2005