Quien te conoce sabe que desde ayer nos hemos quedado huérfanos. Sí, Manolo, de tu gracia (te la llevaste contigo), de tu ingenio, de tu saber estar, de tu bondad, de... En el barco en el que seguro navegas, llegarás a buen puerto, a tu Ítaca particular. Entonces conocerán en ella lo que significa "la gracia", pero aquí nos queda tu memoria y, cómo no, Gracia y tus hijos. Adiós Manuel, brindo por ti, con dos copitas de manzanilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de septiembre de 2005