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Reportaje:

Una visión poética del arte español de los 90

BBVA inaugura una serie de exposiciones colectivas sobre artistas contemporáneos

El arte español tiene desde ayer dos nuevos escaparates para una revisión de sus artistas, tendencias, motivos y técnicas. La década de los noventa se ha instalado en un palacio del paseo de Recoletos de Madrid, con una selección de 14 artistas propuestos por Enrique Juncosa por su concepción poética y el sentido mágico de la obra de arte. Con este montaje se inaugura el ciclo BBVA Contemporáneos, un nuevo programa del grupo financiero de apoyo al arte más reciente. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla se aproxima a un periodo entre los años cincuenta y setenta, con obras de 18 artistas, dominado por la experimentación y la reflexión sobre la técnica.

La primera edición de BBVA Contemporáneos, una serie de exposiciones colectivas de artistas españoles actuales que se celebrarán cada dos años, se inauguró ayer con un montaje de 30 obras de 14 autores en la sala del grupo financiero en Madrid (palacio del Marqués de Salamanca, paseo de Recoletos, 10, hasta el 30 de octubre, para viajar después a Bilbao). El comisario, Enrique Juncosa (Palma de Mallorca, 1961), director del Museo de Arte Moderno de Dublín, ha reunido bajo el título de un verso de Alejandra Pizarnik, Hasta pulverizarse los ojos, una selección de artistas de los noventa "que tienen una concepción poética de la obra de arte".

El nuevo programa de apoyo al arte más reciente tiene un comité asesor formado por Carmen Giménez, conservadora del siglo XX del Guggenheim de Nueva York; Rosa María Malet, directora de la Fundación Miró de Barcelona, y Miguel Zugaza, director del Prado, entidades con las que colabora la firma bancaria. La exposición de ayer fue visitada por la ministra de Cultura, Carmen Calvo, acompañada por el presidente del BBVA, Francisco González, el comisario y la mayoría de los artistas.

Enrique Juncosa manifestó que había reunido a una serie de artistas de su generación, con algunos antecedentes de los ochenta (Uslé, Barceló, Iglesias) en un tipo de exposición que se aparta de los planteamientos dogmáticos o experimentales. "El protagonista son las obras de arte y los espectadores tienen que leer las piezas. Es un recorrido sorprendente de artistas que responden a una concepción poética y un sentido mágico de la obra de arte".

El montaje, diseñado por Andrés Mengs (también el catálogo), comienza en el jardín con una celosía en gres de Cristina Iglesias, de la colección de Plácido Arango, con un texto suyo sobre el paisaje. En el patio del palacio, Jesús Palomino utiliza la lámpara central para iniciar uno de sus artefactos para transformar el agua en sabiduría, con cables, surtidor, vasos de plástico, jabones y diplomas. El espacio se completa con una escultura de acero inoxidable de Victoria Civera. Alrededor se han situado pinturas, vídeos, fotografías o esculturas de Barceló, Susy Gómez, Uslé, Sierra, Soto, Congost y de otros menos conocidos, como Ángela de la Cruz, Jonatham Hammer y Juan Gopar, además de una instalación de Eulàlia Valldosera y un vídeo de Sergio Prego.

Juncosa señala que los artistas son muy diferentes, pero todos tienen una idea poética del arte, "con el sentido trágico que existe desde el arte primitivo". Juan Uslé ve en la muestra "fluidez y frescura" en un espacio difícil. "No hay tanta distancia entre los vídeos y fotos de la visión pictórica, de la mirada del pintor, donde conviven los lenguajes y la naturalidad de las piezas".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 23 de septiembre de 2005