La decisión del primer ministro de Francia, Dominique de Villepin, de exigir a la empresa informática Hewlett-Packard (HP) que devuelva las ayudas públicas recibidas por haber decidido despedir a 1.240 trabajadores en Francia ha logrado el consenso de la izquierda y las críticas de parte de su propio partido, la conservadora y gubernamental UMP.
En una entrevista con el diario Les Echos, De Villepin pide directamente a HP que "revise a la baja" su previsión de despidos porque "la empresa va bien y gana mucho dinero". En caso contrario, el primer ministro encuentra "normal" que se exhorte a la sociedad informática a devolver las ayudas públicas de que disfrutó para instalarse en Francia.
El ministro de Economía, Jean Louis Borloo, salió ayer en defensa del primer ministro y consideró también "normal" que el Estado reclame a HP parte del dinero público recibido "cuando hay una deslocalización fácil o simplemente un deficiente diálogo social".
La decisión, sin embargo, ha levantado suspicacias entre las filas del centroderecha. El ex ministro Francois Fillon, ahora senador muy cercano al ministro del Interior y líder de la UMP Nicolas Sarkozy, consideró que "jurídicamente no es posible" exigir la devolución de ayudas" por parte de la empresa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de septiembre de 2005