David Villa, apodado El Guaje, luce el dorsal 7 en su camiseta, pero el Valencia cree haber encontrado en el delantero asturiano, de 23 años, la solución a la maldición del 9 en Mestalla. Desde los tiempos de El Piojo López, el club ha buscado en el mercado un ariete de garantías. Pero ni Salva, Oliveira, Carew, Mista, Di Vaio o Corradi cerraron el debate. El Valencia pagó el pasado verano 12 millones de euros al Zaragoza para tapar el vacío con Villa, el tercer fichaje más caro de su historia tras Aimar y De los Santos. Y Villa ha respondido con goles, cinco en las cinco primeras jornadas de Liga, y cuatro de ellos en sólo una semana: uno al Depor, dos al Barça y otro a la Real Sociedad.
"Suelo tener rachas de estas tontas en las que todo lo que toco se convierte en gol. Espero marcar la próxima jornada al Getafe y que el equipo gane", dijo ayer Villa, que ha firmado su mejor arranque goleador en cinco temporadas.
El técnico del Valencia, Quique Flores, le dejó en el banquillo en las dos primeras jornadas, pero en La Romareda saltó al final del encuentro y empató el partido -no celebró el tanto- ante su ex equipo, el Zaragoza, en el que anotó 39 goles en los dos años anteriores. El Guaje ha encontrado en Mestalla un socio perfecto en Aimar, que agradece también la conexión. Villa cae continuamente a las bandas, se desmarca con mucha velocidad y no suele fallar ante el portero. Valdés, por ejemplo, vio como se anticipaba a un despeje de puerta al que acudió a presionar.
"Soy consciente de que las rachas se acaban. Lo que me ha llevado hasta aquí es el trabajo", añadió ayer Villa, internacional ya con España. "La llamada de la selección viene sola", concluyó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de septiembre de 2005