Francisco Jiménez, acusado de matar a su esposa, Encarnación Rubio, atropellándola con su coche, aseguró ayer que sólo recuerda el estallido de la luna trasera del vehículo y negó haber maltratado a sus hijos y esposa, que lo había denunciado e iniciado los trámites de separación. Rubio fue la primera protegida por una orden de alejamiento que fallecía, supuestamente, a manos de su maltratador.
El 31 de marzo de 2004, según los testigos, Francisco Jiménez.mató a su esposa cuando ésta se encontraba en una calle de Cúllar Vega (Granada) desarrollando sus labores de barrendera. También hirió a un anciano que quiso socorrerla.
El 22 de enero de 2004, Encarnación denunció un primer intento de atropello por parte de su marido, a quien denunció por malos tratos. La juez dictó, el 27 de mayo, una orden de protección que establecía que Francisco no podía acercarse a ella durante cuatro meses.
Su esposo, que camina con muletas debido a la esclerosis múltiple que padece y que sólo contestó a las preguntas del fiscal y la defensa, aseguró no recordar lo sucedido y que sólo "reaccionó" cuando oyó el estallido de la luna del coche. El acusado explicó que, al ver por el retrovisor a su mujer tumbada en el suelo y que el coche estaba destrozado, decidió entregarse a la Guardia Civil porque, según apuntó, "intuía que había pasado algo gordo". "Dije que había asesinado a mi mujer porque fue lo primero que me vino a la boca", señaló.
El yerno del inculpado y sus dos hijas declararon ocultos tras una mampara y lo acusaron de malos tratos continuados y de violar de forma constante la orden de alejamiento.
La madre de Encarnación Rubio falleció en agosto tras ser apuñalada por un vecino, que también hirió a su marido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 27 de septiembre de 2005