Ingresé en el hospital Puerta de Hierro el 19 de agosto de 2004 por un problema neurológico, ignoraba si grave o no, pero que me impedía moverme y hablar con la facilidad que lo había he- cho hasta entonces. Después de una serie de pruebas realizadas durante mi estancia en el centro, recibí el alta el 3 de septiembre de 2004 sin diagnóstico ni tratamiento alguno, y en un estado más deplorable incluso que el que presentaba al ingresar.
Me citaron para acudir de nuevo a dicho hospital y seguir con más pruebas, una de ellas, en concreto, anulada sin previo aviso, que se completaron el 31 de marzo de 2005. Al fin, el 4 de julio de 2005, 11 meses después, supe que padecía la enfermedad de Behcet. Un angustioso y horrible año que confirma el "maravilloso funcionamiento" de la sanidad madrileña tan alabado por nuestras autoridades.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de septiembre de 2005