He visto el publirreportaje de televisión donde, repetidamente, se anuncia con toda grandilocuencia un nuevo proyecto para Marina d'Or, el inmenso complejo de ocio que se ha construido en Oropesa, Castellón. El proyecto incluye miles de pisos, campos de golf, lagos artificiales de miles de metros cúbicos de agua y, lo más sorprendente de todo, ¡pistas de esquí en pleno Mediterráneo!
Espero que los payeses valencianos y murcianos no vuelvan a decir que negarse al trasvase del Ebro es un acto insolidario porque está claro que el enemigo lo tienen en casa. Una vez más el fantasma de la especulación urbanística aparece en la desgraciada costa mediterránea. ¿Cómo és que esta obra ha pasado un control de impacto ambiental en la Comunidad Valenciana? Cuando se haya vendido todo el territorio al cemento, al ladrillo y al mortífero verde de los campos de golf, ¿qué nos quedará de nuestro mar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de septiembre de 2005