Fue salir el último y cambiar el panorama. Lo de antes había sido un juego. Con este novillo la historia fue distinta. Aunque no tuvo entrega en varas, se movió en la muleta y tuvo transmisión. Cayetano no le cogió el ritmo. El novillo le comió terreno y lo desbordó en más de una ocasión. Con su primero, la faena fue una sucesión de pases con cierta compostura a un tullido animal. Lo mejor, las dos estocadas con que mató.
Otro inválido fue el primero, que se derrumbó en varas y en la muleta. La faena de Talavante se perdió ante la indiferencia general. Sin llegar a tal grado de invalidez como los dos primeros, al cuarto tampoco le sobraban fuerzas. Corto de viaje, acudió a la muleta con la cara alta. Talavante, al aire de tan descastado novillo, se acomodó sin gran compromiso.
Giménez / Montes, Talavante, Cayetano
Novillos de Giménez Indarte. Álvaro Montes, rejoneador: oreja. Alejandro Talavante: oreja en los dos. Cayetano: dos orejas; aviso y y ovación. Plaza de Algemesí, 29 de septiembre. 6ª de feria. Lleno.
El novillo de rejoneo resumió la escasa raza de la novillada. Manso de salida, huidizo y parado después, no lo puso fácil. Álvaro Montes se lo trabajó mucho, hasta conseguir cierto lucimiento clavando banderillas al violín.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de septiembre de 2005