Estoy preocupado, francamente. De un tiempo a esta parte observo que este periódico -que de algún modo considero también mío- viene adoptando un lenguaje que descalifica a priori a ciertos colectivos y movimientos sociales. Ya no se trata sólo de "oleadas" de inmigrantes que "asaltan" nuestras fronteras. Ahora resulta que los trabajadores corsos "secuestran" barcos. ¿Y qué han pedido a cambio? ¿Un transatlántico? Ah, no. Mantener su puesto de trabajo. Vaya por Dios.
¿No será más bien que han decidido ocupar el barco, que es su medio de trabajo, para llamar la atención de la opinión pública? ¿Cómo se puede calificar de "secuestro" una protesta pacífica de un grupo de trabajadores?
No sé si es el lenguaje el que crea la realidad o es a la inversa, pero, si seguimos por este camino, nuestra realidad no será más que una pesadilla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de septiembre de 2005