El ex diputado y primer alcalde democrático de Gijón tras el franquismo, José Manuel Palacio Álvarez, falleció a los 75 años de edad víctima de un cáncer de pulmón que le fue diagnosticado 10 días antes. Soltero y sin hijos, Palacio falleció en el domicilio que compartía con su hermana.
Nacido en La Habana (Cuba) el 5 de junio de 1930, hijo de emigrantes asturianos, su familia regresó a Gijón cuando Palacio tenía dos años de vida. Su vida profesional la desarrolló como empleado en el entonces Banco de Bilbao, en el que entre 1963 y 1977 fue representante sindical.
En 1970 se incorporó como concejal por el tercio sindical en el Consistorio de su ciudad y en las primeras elecciones democráticas, en 1977, fue elegido diputado por Asturias en la candidatura del PSOE. Su presencia en las Cortes constituyentes la compatibilizó con el desempeño de la Consejería de Transportes en el Gobierno preautóno-mo asturiano, bajo la presidencia del histórico socialista Rafael Fernández.
En los comicios municipales de 1979, encabezó la lista socialista al Ayuntamiento de Gijón y fue elegido alcalde con el apoyo del PCE. Durante su primer mandato afrontó el primer gran empeño de transformación y modernización urbanas.
En esa época Palacio fue motivo de mofa por medios conservadores regionales y nacionales por apoyar una moción de solidaridad con el pueblo kurdo y de condena del régimen dictatorial iraquí de Sadam Husein.
En las elecciones locales de 1983 fue reelegido alcalde, ahora con mayoría absoluta, pero en 1987 se distanció del PSOE una vez que, por un estrecho margen de votos, fue derrotado en una asamblea local de los socialistas que proclamó como candidato electoral a su sucesor en la alcaldía, el actual presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces.
Entre los años 1991 y 1995, Palacio fue de nuevo concejal como dirigente y portavoz de una agrupación independiente, Unidad Gijonesa, que tuvo corta vida.
Palacio fue recordado por sus sucesores, Vicente Álvarez Areces, y la actual alcaldesa Paz Fernández Felgueroso, como el regidor que modernizó Gijón. Siendo él alcalde fue diseñado el Plan de Ordenación Urbana, se crearon los más importantes servicios municipales, se cedieron terrenos para la construcción de escuelas y se consiguió que el cerro de Santa Catalina, una atalaya con gran espacio verde que fue un enorme fortín militar, se recuperase para la ciudad. El que fuera conocido como el "concejal del no" en tiempos predemocráticos, fue despedido con una bandera de Gijón, una rosa blanca, una medalla sobre su féretro y un largo aplauso el pasado viernes tras sus funerales, celebrados en la parroquia de Nuestra Señora de Begoña.-
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de octubre de 2005