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LOS PROBLEMAS DE LOS INMIGRANTES

"Los marroquíes los lanzaron hacia la frontera"

Los residentes de una finca a 10 metros de la verja responsabilizan a Marruecos de la avalancha del jueves

Junto al cauce del arroyo de las Bombas, el límite natural de Ceuta por donde el pasado jueves saltaron la frontera 214 subsaharianos, hay una garita del lado español en la que se cuentan siete balazos. Esa munición sólo pudo dispararse desde el espacio que existe entre las dos vallas que conforman la frontera o desde el país vecino, ya que la pared dañada se encuentra frente a Marruecos. Los vecinos de la finca Berrocal, en Ceuta, y los del pueblecito marroquí de Uad Dauiat, a ambos lados del arroyo, dicen que no saben quién disparó las balas que acabaron con al menos cuatro vidas, pero discrepan sobre la actuación de las fuerzas auxiliares marroquíes y la Guardia Civil.

Es el último rincón poblado del territorio ceutí. Para llegar hasta la finca Berrocal, hace falta enseñar un permiso especial de la delegación del Gobierno debido a que el coche debe recorrer alrededor de medio kilómetro por el perímetro de la valla fronteriza con Marruecos, un terreno vetado al tráfico por cuestiones de seguridad.

En esta cortijada dividida en cuatro viviendas y rodeada de sembrados, viven desde hace 90 años las cuatro familias que le dan nombre (los Berrocal). La madrugada del jueves fueron testigos directos de la avalancha de subsaharianos, ya que los inmigrantes saltaron a sólo diez metros de sus casas.

Mientras veía por televisión las expediciones desesperadas de Melilla, Juan Berrocal, uno de los vecinos de la finca, le dijo a su mujer: "Prepárate, que mañana los tenemos aquí". Esa misma noche asistieron perplejos al salto de la valla hacia las 3.00 de la madrugada. "Los inmigrantes estaban escondidos entre los cañaverales, a unos 200 metros de aquí", explica Juan. "Alguien los debía haber llevado hasta allí porque no paraban de salir, eran muchísimos", prosigue.

Los residentes de una finca a 10 metros de la verja responsabilizan a Marruecos de la avalancha del jueves

"Mi mujer, que se despertó la primera, dice que al principio, unos cuantos aparecieron y colocaron unas doce escaleras del lado marroquí. Entonces fue cuando vinieron todos a la carrera para empezar a escalarlas", continúa. "Escalaban directamente por la alambrada y aprovechaban a los compañeros que se habían quedado enganchados para pasar sobre ellos y no cortarse".

Juan cuenta que en el momento de los hechos, sólo había un Guardia Civil en el perímetro de la frontera (de unos tres metros de ancho). "El hombre se puso muy nervioso cuando se vio rodeado y empezó a gritar por la radio para pedir refuerzos". Los compañeros llegaron sólo cinco minutos después pertrechados con escopetas de pelotas de goma. "Oímos muchos disparos, pero no sabría decir si eran balas o pelotas de goma", explica.

"Al otro lado de la valla había unos cuatro o cinco mehanis", los agentes de las fuerzas auxiliares marroquíes encargados de la vigilancia de la frontera. "Estamos convencidos de que fueron ellos los que los lanzaron hacia la frontera, porque mi mujer los vio correr detrás de ellos y pegarles para que lo hicieran".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de octubre de 2005