A partir del próximo 1 de enero estará prohibido fumar en los lugares de trabajo cerrados. Me parece una medida saludable, igual que por fin se prohibió "oficialmente" y bajo amenaza de sanción, fumar en el metro.
Pero, ¿qué pasa con la estación de Cercanías de Atocha? Parece ser un reducto al margen de la ley. Supongo que, al tener los techos altos, se debe considerar un espacio abierto y, por tanto, sin peligro para los no fumadores. Nada más lejos de la realidad. Cualquiera que espere el tren en uno de sus andenes participará del "placer" que disfrutan los muchos fumadores que practican allí su hábito sin ningún respeto hacia los demás.
Es increíble la falta de educación de los que fuman con avidez sus cigarrillos junto al resto de viajeros, que por la masificación que hay no podemos escaparnos a otro sitio sin toparnos con otro fumador. Espero que Renfe siga el ejemplo de Metro y defienda los derechos de los no fumadores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de octubre de 2005