Cientos de miles de franceses fueron ayer a la huelga para protestar contra la reforma laboral del Gobierno y exigir subidas salariales. La protesta afectó al transporte público en las grandes ciudades, pero no lo paralizó. El primer ministro, Dominique de Villepin, dijo que el Ejecutivo "ha escuchado el mensaje", pero no dio marcha atrás en la reforma.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de octubre de 2005