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Vecinos de un barrio de Granada acusan al Ayuntamiento de aislarlos

Los habitantes de la zona critican las obras en una muralla árabe

La rehabilitación de la muralla árabe que el Ayuntamiento de Granada promueve en la zona de San Miguel Alto supondrá, según los vecinos, su aislamiento. Los habitantes de la urbanización Los Cármenes de San Miguel y la decena de familias que vive en las cuevas y casas del Cerro del Aceituno quedarán incomunicados con el Albaicín, teniendo que dar un rodeo para bajar al centro de Granada.

El municipio promueve la restauración de la muralla a través de la Fundación Albaicín y con una subvención europea. El proyecto incluye el cierre del único camino existente en la zona y por donde pueden pasar los servicios de sanitarios y de emergencia.

El gobierno local ha propuesto a los vecinos que atraviesen la muralla a través de un hueco de 60 centímetros de ancho por unos 100 de largo que, en la práctica, supone un auténtico "túnel claustrofóbico", según denunciaron los vecinos.

El concejal de Urbanismo de Granada, Luis Gerardo García Royo, no se pronunció sobre este conflicto al hallarse fuera de la ciudad.

El delegado de Cultura de la Junta de Andalucía, dijo que, "aunque el proyecto pasó por la Comisión de Cultura y Patrimonio hace dos o tres años, estamos dispuestos a revisarlo, ahora que estamos a tiempo, si el Ayuntamiento así lo solicita". En cualquier caso recordó que los problemas de "accesibilidad y ordenación del tráfico son competencia municipal".

Manuel López vive en el Cerro del Aceituno "de toda la vida". Tiene un hijo tetrapléjico de 48 años. Dentro de unos días se quedarán sin el camino que usan los vehículos. "¿Ahora, quién se hará cargo de mi hijo, que está en una silla de ruedas; por dónde podemos subirlo y bajarlo para ir y venir del médico?", lamentó ayer.

La intervención municipal ha habilitado un camino de cemento, pero es demasiado estrecho y pendiente para que pase una ambulancia u otros servicios de emergencia. Los vecinos afirman que se sienten desesperados y desamparados. Creen que es la última oportunidad para que se les ofrezca una solución razonable antes de que terminen las obras, "y sea demasiado tarde".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 6 de octubre de 2005