Con la ingenuidad del profano y la dignidad del ofendido, Mariano Maresca (en el PAÍS Andalucía, 7 de octubre) enjuicia la programación de documentales en la televisión andaluza a ver si alguien sigue su planteamiento, según el cual habría que programar los productos que él llama de calidad cuando las demás cadenas emitan espacios de escaso interés (¿dónde están esas cadenas y esos espacios?) o cuando estén apagadas por decreto para no tentar la voluntad de los telespectadores.
Es el silogismo de quienes culpan a la televisión de que los usuarios no vean lo que ellos consideran que deben ver, de modo que si una cadena emite Operación triunfo, otra el R. Madrid-Ath. Bilbao, otra Cuéntame cómo pasó, etcétera, etcétera, los telespectadores estarían impedidos para ver, como Maresca, Balseros, programada en prime time.
Como en la televisión andaluza no hemos logrado aún encontrar la franja en la que la carencia o debilidad de la competencia optimizaría la audiencia de los documentales, hemos decidido seguir programando en el mejor horario productos como Balseros, el Reino de la luz, Bajo el cielo de Orión, Los presos del canal, El legado andalusí, Planeta azul y muchas decenas de excelentes documentales (sin "bichos" ni "volcanes") que hacen que la televisión andaluza sea la que más tiempo de emisión dedica al género cultural (20,2%) en España, según Sofres.
Y hemos venido constatando que quienes tienen interés en verlos no son disuadidos por la inoportuna programación de las demás cadenas, crecientes en número y en oferta.
En definitiva, cumplimos con nuestra obligación de servicio público.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de octubre de 2005