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Crítica:

La pulverización

Hasta pulverizarse los ojos es el título de la primera convocatoria bienal del BBVA en la que se reúnen obras de catorce creadores seleccionados para la ocasión por un comisario, Enrique Juncosa, director del Museo Irlandés de Arte Moderno.

En primer lugar, hay que saludar en la iniciativa del BBVA esta nueva modalidad de incursión en la actualidad de nuestro país. Ha creado un comité asesor de prestigio, formado por Carmen Giménez, Rosa María Malet y Miguel Zugaza, y se ha lanzado por un derrotero tanto más difícil cuanto frecuentado. Ha elegido la modalidad de buscar un comisario que, en esta primera edición, ha sido Enrique Juncosa, actual director del Museo Irlandés de Arte Moderno, de Dublín, al que le pide una personal visión sobre algo elástico como es la actualidad. El criterio de Juncosa ha sido seleccionar a 14 artistas españoles -el americano Jonathan Hammer reside en Barcelona-, el más veterano de los cuales, Uslé, ha nacido en 1954 y el más joven, Carles Congost, lo ha hecho en 1970. Es, pues, un arco cronológico amplio, pero, en todo caso, mayoritariamente en la madurez biológica porque 10 de los 14 artistas andan por la cuarentena, que es el momento, salvo excepciones, de la definición estilística personal. De todas formas, todos ellos por igual están, al margen de su edad presente, involucrados en la actualidad, lo que significa, entre otras cosas, que sus técnicas, medios y soportes son muy variados. Por lo demás, la peculiaridad del lugar donde exhiben sus respectivas obras, el histórico Palacio del Marqués de Salamanca, fuerza la instalación ex profeso in situ, lo cual añade un desafío estimulante.

HASTA PULVERIZARSE LOS OJOS. BBVA CONTEMPORÁNEOS (2005)

Palacio del Marqués de Salamanca, Madrid

Hasta el 30 de octubre

Edificio de San Nicolás

Plaza de San Nicolás, 4. Bilbao

Desde el 11 de noviembre

hasta 18 de diciembre

Pero ¿cuál ha sido el patrón o el criterio argumental seguido por Juncosa para hacer su selección? Antes de responder a esta cuestión hay que decir que los invitados han sido, además de los antes citados, Victoria Civera, Cristina Iglesias, Miquel Barceló, Juan Gopar, Montserrat Soto, Eulàlia Valldosera, Susy Gómez, Ángela de la Cruz, Santiago Sierra, Jesús Palomino y Sergio Prego, entre los que no hay prácticamente ninguno que no sea conocido y, en algunos casos, hasta internacionalmente famosos. Para ahormar este conjunto, Juncosa ha elegido unos versos de Alejandra Pizarnik, uno de los cuales da título a la convocatoria: "la rebelión consiste en mirar una rosa / hasta pulverizarse los ojos". No es una elección arbitraria porque, además de desmarcarse de la mera novedad emergente, apunta a dos condiciones aparentemente contradictorias: la fijeza o insistencia que, cuando son verdaderamente intensas, conducen a la pulverización.

La pulverización es en este

caso el término estético clave, tanto en el sentido genérico del arte contemporáneo como en el específico del arte actual, cuya progresiva extensión de la versatilidad semiótica y semántica disuelve de forma extrema los límites. También lo es, desde el punto de vista del propio Juncosa, que mayoritariamente ha elegido artistas que pulverizan lo pictórico sin conceptual o materialmente dejar de pintar, así como que ironizan pero sin abandonar lo simbólico. Esto podría ser tomado como una opción comparativamente conservadora, pero que yo prefiero interpretar como la voluntad responsable del comisario de no hurtar la tensión subyacente al arte de hoy que es, a mi juicio, la única razón restante de ser del arte. Es legítimo ciertamente considerar la selección de Juncosa desde perspectivas más obvias o a la moda, como la manifestación actual de la pluralidad de lenguajes y su hibridación, la política de género o de transgénero y, en fin, el acento biográfico-sociológico de manifestarse a través de la vida cotidiana o de lo íntimo; pero me parecen circunloquios, más o menos oportunistas, que nos privan del fenómeno "fuerte" de la pulverización. En este sentido, la muestra claramente se bifurca en, por lo menos, dos direcciones: las de los artistas que están de vuelta, como Barceló, Iglesias o Uslé, de lenguajes muy consolidados, y el resto, que permanecen en un estado de vacilación sostenida o simplemente están despegando, lo cual inevitablemente produce la sensación de dos muestras en paralelo. ¿Quién, sin embargo, puede decir que esto no sea representativo, incluido el que también es hoy, y cada vez más difícil, mantener la tensión artística, sobre todo, cuando actualmente por doquier se reclama asimismo la distensión? ¿Quién, en fin, puede escapar de verse atrapado por la actualidad cuando se hace una propuesta sociológica -estadística- sobre la actualidad? Saludemos así, pues, la iniciativa, en todo punto profesionalmente bien resuelta, del BBVA y del comisario y, claro, planteémonos los interrogantes subyacentes, aunque nos pulvericen.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 8 de octubre de 2005