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OPINIÓN DEL LECTOR

Límite a las cofradías

La extensión de las procesiones y cofradías fuera de la Semana Santa empieza a ser empalagosa. Cuando no se trata de una procesión como tal, es un traslado, una visita de enfermos o un ensayo con el paso lleno de sacos de tierra. La mayor parte de las veces, cortando el tráfico durante horas y con toda profusión de tambores o, en el caso de los ensayos, con aparatos de música a todo volumen. Parece ser que esta ocupación de la vía pública se realiza sin permiso administrativo en Semana Santa, por lo que nos preguntamos si se solicitan los permisos también fuera de esa fecha.

La última de estas procesiones tuvo lugar el 24 de septiembre en Triana, en la que una cofradía tuvo cortado el tráfico de distintas calles desde las 10 de la noche hasta las cuatro de la madrugada. Por la puerta de mi casa pasó sobre las tres de la mañana con una banda de música que tocaba "la saeta" de Serrat a ritmo de pasodoble. Como no podía ser de otra manera, ni mis hijos ni yo pudimos dormir hasta que todo hubo acabado. Además, como manifestamos nuestro disgusto mediante un cartel en la ventana, obtuvimos por respuesta unas pedradas que nos rompieron los cristales, hecho que hemos denunciado.

Habrá que empezar a plantearse el límite de las manifestaciones públicas de las cofradías en Sevilla, una ciudad en la que los que no somos "capillitas" tenemos derecho a vivir y a dormir, y a manifestar nuestras opiniones sin que nos rompan los cristales. Las cofradías son un fenómeno sociológico importante en Sevilla, pero es necesario llegar a un equilibrio en el que se respeten los derechos de las minorías, cada vez más numerosas, que queremos vivir la ciudad de otra manera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de octubre de 2005