Apreciado ministro de Defensa. Vivo desde hace unos años entre Cibeles y la Puerta de Alcalá, y aparte de disfrutar de lo bonito de la zona, también disfruto de toodos los eventos variados, desfiles y manifestaciones: profamilia, probodas gay, proguerra, contraguerra, agricultores, día de la bici, vuelta ciclista, homenaje a Carlos Sainz, concierto de Shakira, trashumancia de las ovejas, hinchas del Madrid con sus celebraciones, y así un etcétera largo que nos tiene muy entretenidos durante el año entero.
Aunque todo eso es un tema que, aún teniéndoselo que agradecer al señor Ruiz-Gallardón, de momento no supone del todo un riesgo para la integridad física de los que vivimos por aquí. Pero ahora llegamos a su tema, porque no es el mío, ni el de muchos otros: el Desfile de las Fuerzas Armadas.
Año tras año, varios días antes del desfile disfrutamos de aviones militares, cazas, o lo que sean, pasando a vuelo rasante por encima de nuestros edificios, con un ruido infernal y bastante intimidante, puesto que suenan a guerra.
La sabiduría nos lleva a aprender de los errores, con todo lo que ha pasado últimamente: aviones militares estrellándose contra poblaciones civiles...
Creo que no deberíamos someter al centro de Madrid a ese riesgo. Así que, si quieren desfilar, desfilen. Pero el ensayo vayan a hacerlo a otra parte. Al menos disminuirán las probabilidades de que acabe sucediendo algo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 11 de octubre de 2005