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CARTAS AL DIRECTOR

Así no habla nadie

Los periodistas de los medios audiovisuales han inventado una nueva prosodia. Consiste el especimen en cuestión en leer las informaciones, tanto en radio como en televisión, sin orden ni concierto, cada uno como le viene en gana, importándole una higa la sintaxis, las pausas o la entonación. Donde debe usarse la entonación descendente, conclusiva de un enunciado, ahora se hace ascendente, de modo que nunca se sabe si algo concluye o no, si es aseveración o interrogación, si es carne o pescado. Es tal el desbarajuste que no se sabe qué corresponde a un segmento y qué al siguiente, pues la pausa obligada del punto es una pérdida de tiempo; tan dinámicas son las criaturas que únicamente hacen una pausa si se ahogan, que ése es otro cantar.

Cuando un enunciado concluye, la entonación desciende, no el volumen o la intensidad, y lo dicho queda perfectamente claro. Cuando un enunciado no concluye, la entonación asciende, como lo hace también en la interrogación. Mezclar a boleo los tonos en la lectura de noticias es una tomadura de pelo y un sinsentido que hace del discurso algo incomprensible, un barullo descomunal. En el lenguaje coloquial ustedes no hablan así de raro, estoy seguro de ello, porque como en los programas informativos de radio y televisión no habla, de momento, nadie. Se copian ustedes unos a otros y casi todos leen igual de mal. Espero que en la escuela no enseñen a los niños a leer así y que el Instituto Cervantes no enseñe español a los extranjeros con esos demenciales cánones de lectura.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 16 de octubre de 2005