Los profesores contratados de universidad nos encontramos en una situación de precariedad laboral que sería impensable en cualquier otro sector: la LOU impuso un sistema de contratos improrrogables, convirtiendo la carrera docente en una misión imposible; los salarios de los profesores ayudantes son realmente ridículos, y las subidas recientemente pactadas, claramente insuficientes; no se nos reconoce nuestra titulación ni la responsabilidad que implica la docencia; se evalúa el fruto de nuestra investigación con criterios mercantilistas absolutamente inadecuados. Por todos estos motivos no hemos querido permitir que el acto de inauguración del curso académico de las universidades andaluzas, se desarrollara de espaldas a esta insostenible realidad. Los gobiernos nacional y autonómicos deben atender nuestras reivindicaciones, que son justas y razonables, si quieren mantener una universidad pública de calidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de octubre de 2005