Escribo esta carta totalmente empapada gracias al soterramiento de la M-30. Hasta el jueves pasado yo vivía en una calle más o menos tranquila y podía aparcar mi coche (en doble fila) gracias a la concordia intervecinal, pero alguna mente pensante decidió desviar el tráfico del paseo de la Ermita del Santo a la calle de Pablo Casals (mi calle). Esto lo decidió sin comunicárselo a los vecinos y en tres días han convertido una calle de sentido único y un solo carril en una calle de doble dirección y con dos carriles estrechos, con el consiguiente atasco las 24 horas del día. Lo que yo solicito es que alguien le diga a esa mente pensante que un poco más arriba hay una calle (Caramuel) de doble dirección y con dos carriles para cada sentido que podría usar para desviar el tráfico del paseo de la Ermita del Santo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de octubre de 2005