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Reportaje:ESTRENO | 'En ninguna parte'

Miguel Ángel Cárcano muestra el encuentro entre dos mundos

Los actores Héctor Alterio y Noelia Castaño intervienen en la 'ópera prima' del cineasta

Se trata de una historia pequeña, pero muy teatral; construida con un sistema de producción al margen de la industria cinematográfica española". Así describe Miguel Ángel Cárcano su ópera prima, En ninguna parte, que se estrena hoy en el Pequeño Cine Estudio de Madrid y "más adelante en 20 salas nacionales", según el productor Pedro García-Ramos. Una carta de presentación modesta, que alude al formato digital con que se hizo la película, rodada en 12 días, pero que cuenta con un reparto de primera, en el que figura Héctor Alterio.

"Desde el principio queríamos trabajar con un actor muy conocido. En principio pensé tanto en Federico Luppi como en Alterio. Pero Luppi estaba rodando entonces su ópera prima -Pasos-, mientras que Alterio estaba libre y de inmediato se puso en contacto con nosotros. Le gustó el espíritu y la filosofía del proyecto", comenta el director argentino, que reside en Madrid desde hace cinco años y que obtuvo el premio al mejor largometraje en la séptima edición de Abycin (Festival de Cine de Albacete) con su segundo filme, Interior (Noche).

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En ninguna parte narra el encuentro entre seis personajes que coinciden en una gasolinera ubicada en una carretera secundaria. Tres de ellos, Noelia Castaño en el papel de Rais, la hija del propietario de la gasolinera; José Ángel Egido, el padre, y Pablo (Ismael Uceda), el hijo menor de éste, tendrán que hablar sobre la realidad que les rodea debido a la llegada de un equipo de cine: Alterio es Antonio, un actor muy conocido también en la ficción; Frank Spano es Juan, el chófer del equipo, que representa la realidad multicultural de España, y Jorge Roelas como Manuel, un ambicioso ayudante de producción.

El guión, escrito hace cinco años en Argentina, nació con dos personajes y luego fue creciendo. "También lo tuve que adaptar a España", señala Cárcano. Algo nada difícil, según el cineasta, porque se trata de una historia universal, que narra el enfrentamiento entre dos mundos representados en el campo y la ciudad. El actor venezolano Frank Spano añade que el argumento abre un espacio para entender la vida, "partiendo de los habitantes del pueblo al que llegan, porque en las grandes ciudades nada es normal". La película, primer largometraje de la productora I+D+C, rodada en Guadalajara en 2003, contó con un presupuesto de 660.000 euros.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de octubre de 2005