Jane Fonda revela en las memorias recién editadas por Temas de Hoy que solía fingir para complacer a los hombres, y también nos habla de sus complejos, de sus contradicciones y cobardías y, como es lógico, de su lucha pública contra las guerras: inesperado retrato de una mujer de 67 años que ha trotado por diversos vericuetos de la fama. Por su parte, el agudo periodista Manuel Hidalgo ha reunido en El testigo indiscreto (T & B) muchos de sus buenos artículos sobre películas concretas o sobre el cine en general. Y en un par de semanas, 8 1/2 dará a la luz el guión de Princesas en un libro de lujo que incluirá el story board completo, nacido de la buena pluma de dibujante de Fernando León de Aranoa y las plantas de cámara. Y está por caer el guión de la última de Woody Allen, Match Point. Libros, libros de cine... ¿Se venden los libros de cine?
En Madrid existe la mejor librería de cine del mundo, lo que sonará a exagerado a cuantos no viajan por otras capitales en busca de novedades bibliográficas o de incunables imposibles. 8 1/2, cinéfilo tributo a Fellini, no es sólo una librería al uso, ni tan siquiera sólo una editorial de guiones de cine, la mayoría de ellos de películas españolas: es un obligado punto de encuentro de las gentes del cine para las que la librería de Martín de los Heros se ha transformado en referente. No es raro, por tanto, que allí surjan espontáneamente apasionadas tertulias o largas charlas tras la presentación de algún libro, de los muchos que allí comienzan su andadura comercial, estén editados por quien sea. Elvira Lindo, Juan José Millás, Eduardo Haro Tecglen, Gustavo Martín Garzo, Joel Coen y Frances McDormand... han sido algunos de los introductores de estos libros de cine. Estamos hablando, pues, de un lujo para la cinematografía de este país. Si no existieran la librería y la editorial 8 1/2 habría que inventarlas.
Pero, ¿se venden suficientemente los libros de cine? ¿Son rentables para una divisa privada? ¿Ayudan acaso las instituciones oficiales, como sí ocurre en algunos lugares del mundo, incluidas autonomías de este mismo país? ¿No es incumbencia de cuantos manejan las ayudas el que los guiones de nuestro cine queden para la historia y para el estudio? Al parecer es así. Ni organismos culturales, ni ministerios, ni asociaciones profesionales parecen mostrar el menor interés sobre la viabilidad de esta empresa romántica, la madrileña 8 1/2, a la que sólo se apreciaría en todo su valor si dejara de existir. Como dice la canción: "Quiero que me den mis flores, señores, antes de mi funeral".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de octubre de 2005