Al holandés Theo van Gogh lo mataron por su cine, pero Cool no es la película que llevó a un radical islámico a tirotearle en noviembre de 2004. La cinta causante fue Submission, un corto realizado para la televisión, también en 2004. El prolífico Van Gogh, que acababa de terminar otro filme sobre el asesinato en 2002 del líder populista Pim Fortuyn, era un habitual de la polémica por sus declaraciones en los medios de comunicación, donde solía criticar al islam por la sumisión de la mujer.
En Cool no llega a las cotas de denuncia de Submission (donde mostraba a chicas semidesnudas con versículos del Corán pintados en el cuerpo), pero se adivina su rabia en la historia de unos ladronzuelos (de mayoría musulmana) que intentan escapar de la delincuencia en un sectario centro de menores cuya organización recuerda más al organigrama de las juventudes hitlerianas que a una verdadera institución educativa.
COOL
Dirección: Theo van Gogh. Intérpretes: Katjia Schuurman, Johnny De Mol, Fouad Mourigh, Farhane el Hamchaoui. Género: drama. Holanda, 2004. Duración: 89 minutos.
Van Gogh, que en vida fue acusado de antisemita por tachar de "sentimentalismo exagerado" la actitud de un judío en un debate sobre el Holocausto, fabrica en Cool un cine social a la contra, incómodo, alejado de la corrección política y cinematográficamente bastante desastrado. Un filme que interesará a los que deseen información sobre un artista asesinado por su obra y que no convencerá a los despistados que busquen una cinta de acción al uso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de octubre de 2005