Por fin he descubierto por qué el señor alcalde manda asfaltar doscientos metros de calle y una pequeña plazuela y tapar con una enorme lona otros tantos metros -esta vez cuadrados- de una hermosa pared decrépita. Sé por qué se ha vuelto a abrir ese museo, un día inaugurado con gran boato y luego relegado al cierre y al ostracismo durante meses y meses. ¡Qué llegan el Rey y la Reina y parte del Gobierno! ¡Os recibimos con alegría! Berlanguesco.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 21 de octubre de 2005