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Enseñando valores más que la práctica religiosa

SALAM ALAIKUM -la paz sea con vosotros-. Así saluda cada día Abderramán Ben Chaabane a sus alumnos de religión islámica en los centros de Zaragoza. Por el momento tiene niños de infantil y primaria en cinco escuelas. Ben Chaabane reparte sus 18 horas intentando transmitir "valores" y recuerda que la práctica de la religión es ya cuestión de los padres. En su cuarta clase a los alumnos del Santo Domingo -un centro zaragozano donde un 70% de los alumnos profesa la religión islámica-, el profesor dibuja las fases de la luna en la pizarra porque ha comenzado el Ramadán. Todos siguen las explicaciones y contestan a las preguntas de forma tímida mientras la tiza dibuja en la pizarra los meses del año en el islam.

En el Santo Domingo, Ben Chaabane está integrado y se siente parte de su claustro. Tiene claro que él da clases porque en la Constitución se recoge el derecho a impartir la religión que se profese. Conun contrato de 18 horas, dedica cada día de la semana a un centro de lunes a viernes. Su peregrinar es más llevadero que el de Karim Beabas, que cada día toma el tren y se dirige a un centro de la provincia de Huesca. Tiene un contrato de 25 horas, es argelino y doctor en Química por la Universidad de Zaragoza.

Su colega Ben Chaabane contesta así cuando le preguntan su nacionalidad: "Soy español, ¿importa algo eso? Tengo los estudios que me capacitan para dar clase". Vaticina que la experiencia de este curso deberá ampliarse: "No entiendo cómo se ha hecho la selección porque hay barrios de Zaragoza donde muchos alumnos aguardan a recibir estas enseñanzas y allí no hay oportunidad". Ben Chaabane explica que hay padres que, sin ser practicantes, apuntan a los hijos a la clase porque "es de religión y cultura islámicas y es una forma de seguir en contacto con lo tuyo".

Los dos profesores están convencidos de que habrá que contratar a más profesores. Beabas es optimista: "Es una forma de que los inmigrantes vean que el país en el que están les da las mismas oportunidades que al resto de los ciudadanos, y eso cierra las brechas de la discriminación y los recelos".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de octubre de 2005