Resulta poco menos que sorprendente leer las declaraciones del consejero Rafael Blasco sobre el nuevo trazado del Xúquer-Vinalopó. En ellas afirma que no dejará que el trasvase afecte a un solo metro cuadrado de espacios naturales protegidos.
Loable intención, pero carente de justificación, pues el titular de Territorio y Vivienda ha demostrado, en reiteradas ocasiones, su total desprecio hacia los parques naturales y otros espacios protegidos de nuestro territorio. ¿Cómo explica el consejero su intención de ubicar campos de golf y hoteles en zonas protegidas? ¿Como explica que el nuevo Plan Rector de Uso y Gestión de L'Albufera abra la puerta a la urbanización? ¿Cómo los vertidos incontrolados y aterramientos en las zonas húmedas y la falta de las sanciones pertinentes? ¿Cómo justifica la asfixia de los espacios protegidos por parte del cemento?
Y más importante aún: ¿cómo apoya un trazado del trasvase que condena a la muerte hidrológica y ecológica a L'Albufera, el segundo humedal más importante de España y el parque natural más relevante del País Valenciano?
Habla de afectación a los espacios naturales por una tubería, pero ignora las consecuencias sobre aquellos de la modificación sustancial del ciclo del agua, de la contaminación biológica y de la disfunción de la conectividad ecológica. ¡Menuda farsa de ecologista tenemos por consejero!.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de octubre de 2005