Soy una asidua al Parque de María Luisa. Cada mañana, hago ejercicio, como otros muchos ciudadanos, en ese hermoso lugar, cerrado al tráfico de automóviles. O eso dicen. La pasada semana, una furgoneta privada de color blanco (Ford Transit) le dió un buen susto a una persona mayor que iba trotando al pasar a su lado a todo gas.
Practicamente todas las mañanas, varios coches "privados" (no lucen ningún distintivo oficial) se encuentran aparcados junto al Pabellón Real, donde hay unas oficinas públicas, creo que del Ayuntamiento. Me pregunto qué hacen ahí y cual es la rázón por la que estos conductores tienen el privilegio de pasar con sus coches particulares cada día, a primera hora de la mañana, en lugar de aparcarlo fuera del recinto, como todo hijo de vecino. Ayer había tres. Uno de ellos es un Audi color gris. Ese no falla casi ningún día. ¿Tienen bula.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de octubre de 2005