En mi barrio, Santa Eugenia, en Madrid, hay un centro social para jóvenes de entre 14 y 35 años. Dispone de una sala de estudio, una pequeña biblioteca y un ciberespacio con 14 conexiones de Internet. Organizan excursiones, senderismo, charlas y otras actividades.
También hay un centro social para mayores de 60 años que estén jubilados. Tiene cafetería, biblioteca, salón de juegos de mesa, billar, zona exterior para petanca, peluquería... y organizan todo tipo de actividades de ocio. Un ejemplo de cómo nuestro Ayuntamiento se preocupa de jóvenes y mayores.
Tengo 57 años. Comprendo que mi empresa tuviera que prejubilarme. Comprendo que no nos den las medicinas gratis hasta que seamos jubilados. Comprendo que no tengamos derecho al abono transporte para pensionistas. Comprendo que seamos un estorbo en casa... Pero, ¿por qué no nos dejan ser socios del centro de mayores? Eso no lo comprendo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de octubre de 2005