Hombres que dejan caer la caldereta encima del mantel y son amonestados por su compañera; esposas que comen helado para conseguir otros cinco minutos de paciencia mientras su marido recoge torpe y aparatosamente la mesa; reuniones de amigas "sólo para mujeres" en las que se describe cómo el compañero de una de ellas, con gesto de estar al límite del esfuerzo intelectual, consigue por fin poner en marcha una lavadora, y el último, en el que una voz femenina afirma: "Enhorabuena chicos, por fin podéis hacer dos cosas a la vez".
Parece que les toca ahora a los publicistas ser cómplices de una tendencia hembrista muy en boga: desmerecernos a los hombres por nuestro sexo. Estos gestos de prepotencia son, además de una falta de respeto, anticonstitucionales, ya que por ley cualquier grupo social debe ser tratado correctamente.
Si estas empresas creían haber apostado por una publicidad inteligente, se equivocan, ya que, por lo pronto, aquí tienen a un potencial consumidor que no va a comprar ningún producto de estas marcas. Invito de paso a las personas de verdad igualitarias y, sobre todo, a los varones que como yo se hayan sentido ofendidos por esta publicidad a hacer lo mismo. Si van a entrar en nuestras casas con sus mensajes que, por lo menos, tengan respeto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 26 de octubre de 2005