Un total de 659 emigrantes llegaron ayer de manera clandestina a Siracusa, en Sicilia, y a la isla de Lampedusa, donde el centro de acogida se colapsó de nuevo tras la llegada de numerosas embarcaciones en las últimas semanas. La Guardia Costera interceptó una barca en la que navegaban 175 personas, entre ellas 20 mujeres y 22 niños (en el foto), la mitad recién nacidos. Una madre y su hijo, que se encontraban muy débiles, fueron trasladados al hospital. Los extranjeros de esa última embarcación dijeron ser eritreos y haber partido de Libia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de octubre de 2005