Gaita con envase de yogur, percusión con balde con agua y cacerola, xilófono y guitarra de juguete. Y es que todo puede ser un instrumento musical, desde una copa de cristal a un paraguas, una muleta de ortopedia, una bicicleta y hasta los sonidos del corazón extraídos de una ecografía.
Así lo viene a confirmar el II Festival de Músicas Minúsculas que se inaugura hoy (a las 20.30) en el Círculo de Bellas Artes (Alcalá, 42; www.circulobellasartes.com) con la actuación del compositor, percusionista y cantante de origen armenio Arto Tunçboyaciyan. El músico, que se dio a conocer de la mano del gran saxofonista Paul Winter, mostrará en esta ocasión su faceta alternativa, con temas de su último disco, Arostán, interpretadas con el acompañamiento de botellas de vidrio soplado y baldes de agua.
"Es una música que tiene mucha ternura porque está hecha con fragilidad", en palabras de Pablo Motos, presentador y director del programa No somos nadie, que se emite de lunes a viernes en M80 Radio, ambos organizadores del certamen.
Se ha editado el primer disco recopilatorio con las interpretaciones y composiciones que compitieron en la primera edición del Festival de Músicas Minúsculas. La actual edición, además de los conciertos, incluye un taller sobre instrumentos musicales africanos, a cargo de Paolo Vallejo, el 11 de noviembre (20.00).
La clausura está prevista para el 24 de noviembre (20.30), con la gala de entrega de premios del II Concurso de Músicas Minúsculas (www.m80radio.com/nosomosnadie). Habrá un galardón a la mejor canción minúscula y otro a la mejor interpretación minúscula. Actuarán los finalistas del concurso y también mostrará sus habilidades el grupo Tactequeté.
Todos los beneficios del festival se destinarán a la Federación Española contra la Fibrosis Quística.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 27 de octubre de 2005