La suspensión de las elecciones de Bolivia, que estaban previstas para el 4 de diciembre, ha levantado una ola de críticas y ha generado el temor a un nuevo vacío de poder. La Corte Nacional Electoral (CNE) informó el viernes de la imposibilidad de celebrar las elecciones en el plazo fijado después de que el Congreso fuera incapaz de pactar la polémica redistribución de escaños en la Cámara de Diputados por razones demográficas, en cumplimiento de una sentencia constitucional.
La CNE ha explicado que, por ejemplo, ya han expirado los plazos mientras se espera una decisión para la impresión y distribución de ocho millones de papeletas electorales y para la designación y entrenamiento de jurados electorales, que debía comenzar el 1 de noviembre.
La distribución de 130 escaños en la Cámara baja se realiza en función del último censo, en este caso el de 2001. Éste refleja la migración que se ha producido de las zonas pobres del altiplano (La Paz, Potosí y Oruro) hacia las de Santa Cruz y Cochabamba, que reclaman más escaños para su región respaldados por un fallo del Tribunal Constitucional que ordenó a la Corte Electoral la nueva distribución. Pero esta decisión se produjo cuando se habían cerrado las inscripciones de candidatos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de octubre de 2005