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Aumentan las solicitudes de tratamiento para dejar el tabaco

A partir de enero no se podrá fumar en los lugares de trabajo

La entrada en vigor, el próximo mes de enero, de la ley que prohíbe fumar en los lugares de trabajo y regula la protección de los clientes no fumadores en bares y restaurantes está provocando un importante aumento de las demandas de tratamiento para dejar el tabaco. Así lo han constatado los hospitales y centros de atención primaria que tienen servicios donde se aplican terapias de deshabituación tabáquica.

La mayoría de los fumadores que acuden a un centro de deshabituación en busca de ayuda para dejar de fumar son personas que ya han fracasado en intentos anteriores. En este caso, el miedo a sufrir el estrés psicológico que les producirá no poder fumar en el lugar de trabajo les lleva a adelantarse en la solicitud de terapia.

Los tratamientos de ayuda para dejar de fumar incluyen la administración de parches o pastillas de nicotina, cuya dosis se va reduciendo durante el tratamiento, con el fin de evitar que el síndrome de abstinencia que se produce al dejar el tabaco dificulte el intento de dejar de fumar. Estas ayudas no están financiadas por la Seguridad Social. El precio de un tratamiento se sitúa en torno a 90 euros mensuales.

Los incrementos de demandas son especialmente importantes en las unidades hospitalarias, como las del hospital Clínico y el hospital del Mar. En este último servicio se calcula que a final de año el incremento de solicitudes alcanzará el 50%. En la actualidad la lista de espera para iniciar tratamiento en esta unidad es de seis meses, según dijo a Europa Press su responsable, Maurici Orozco-Levi. "En estos momentos estamos trabajando muy por encima de nuestra capacidad", precisó.

Las encuestas de salud realizadas en Cataluña en los últimos años indican que se está produciendo un descenso sostenido del número de fumadores, especialmente en las capas medias-altas y en personas de más de 40 años. Si en 1983 fumaban en Cataluña más del 55% de los mayores de 15 años, en 2002 ese porcentaje había descendido hasta el 32,1%, según la Encuesta de Salud de Cataluña. Pero mientras que en los hombres el descenso es más acusado, durante varios años el hábito de fumar ha aumentado entre las mujeres, lo que ha impedido que el balance final sea mejor. Según esta encuesta, el 38% de los hombres y el 26,6% de las mujeres eran fumadores.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de octubre de 2005