Al Deportivo le duró una hora la euforia por el repaso que el miércoles había propinado al Madrid. En la primera parte y en el arranque de la segunda, se vio la mejor versión del equipo de Caparrós, que esta vez combinó la intensidad y el ritmo que reclama su entrenador con un fútbol muy bien delineado. Sólo le faltó de contundencia para dejar ultimado al Getafe, que no pudo ni balbucear ante la superioridad de su rival. Pero el equipo de Schuster se sobrepuso, acabó metiéndose en el partido, le quitó la pelota al Depor y le hizo sufrir durante la media hora final. El Getafe rozó el empate en varias ocasiones, coronadas por un remate al larguero en los estertores del partido.
Mientras el Depor se lució, el duelo resultó una demostración de que el fútbol es, en buena medida, una cuestión mental. Hasta que llegó el Madrid a Riazor, el Depor vivía ensimismado en meditaciones, con todos los síntomas de estar pasando por una crisis de identidad. La excitación que siempre le provocan las visitas del Madrid arrinconó por una noche los dilemas del Depor. De ese triunfo salió un cuadro renacido, el que se exhibió durante una buena parte del choque de ayer.
DEPORTIVO 1 - GETAFE 0
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Coloccini, Juanma, Capdevila; De Guzmán, Duscher, Scaloni (Sergio, m. 65), Munitis (Iván Carril, m. 90); Valerón; y Tristán (Rubén, m. 77).
Getafe: Luis García; Pulido, Belenguer, Matellán, Paredes; Vivar Dorado (Cubillo, m. 61), Diego Rivas, Redondo, Gavilán (Craioveanu, m. 78); Riki (Pachón, m. 78) y Güiza.
Goles: 1-0. M. 23. Gran centro de Capdevila desde la línea de fondo y por la izquierda que cabecea Tristán.
Árbitro: Turienzo Álvarez. Amonestó con cartulina amarilla a Gavilán, Güiza, Berenguer, Coloccini, De Guzmán, Pulido y Munitis.
Unos 25.000 espectadores en el estadio de Riazor.
El Depor fue veloz y directo, como le gusta a su técnico, y a la vez mantuvo la fidelidad al estilo de toque que le había distinguido en los últimos años. El florecer deparó imágenes poco frecuentes, como la de Valerón disparando con potencia desde 25 metros o Scaloni y De Guzmán -espectacular en algunos momentos- tirando paredes y triangulaciones. Y marcó Tristán, lo que últimamente es todo un acontecimient, tras cabecear un centro poderoso de Capdevila. No llegaron más goles, aunque ocasiones tampoco faltaron.
El Getafe no tuvo capacidad de respuesta hasta que Schuster cambió a Vivar Dorado por Cubillo. Para entonces daba la impresión de que el Depor estaba aflojando. El Getafe se oxigenó de repente, y, por primera vez en toda la tarde, logró evitar que su rival se incautase de la pelota. En unos minutos, el partido se puso patas arriba. Incapaz de frenar al Getafe, el cuadro de Caparrós fue reculando. En el equipo de Schuster apareció Riki, que tenía a Aragonés siguiéndole desde la grada.Y el Depor lo pasó mal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de octubre de 2005