Julio Martínez reconoce que se equivocó al abandonar su trabajo de comercial en una empresa donde tenía contrato indefinido. Intentó probar como conductor porque "pagaban más", aunque era un trabajo más inestable. Desde entonces, lleva cinco años empalmando contratos temporales. En este tiempo ha pasado por más de 10 trabajdos diferentes, todos relacionados con la conducción.
El contrato más corto que tuvo fue por 15 días conduciendo el autobús de un viaje de jubilados. Hace unos meses, hubiera empezado con un nuevo contrato, quién sabe dónde, pero un accidente se lo impidió. Trabajaba en una empresa de contenedores de escombros.
"Te ponían límites de tiempo. Había que hacer cuantos más servicios mejor y dejar libre la calle cuanto antes. Es una presión muy fuerte, incluso te dicen que excedas los límites de velocidad y que, si ves a los guardias, reduzcas. Como eres temporal y te pueden echar a la calle cuando quieran, acabas entrando en el círculo, aunque yo la velocidad máxima no la superaba", explica este madrileño de 31 años.
"Me quedé en la calle lleno de secuelas, y en la empresa se lavaron las manos"
El día en que cambió su vida llovía. "Estaba poniendo la lona en la parte superior del camión", recuerda. No llevaba arnés ni ninguna medida de seguridad, a pesar de estar trabajando a más de cinco metros de altura. "No nos lo exigía la empresa, ni siquiera nos dieron una cursillo de formación, tampoco se lo exige la legislación". La lona y el camión estaban mojados. Julio resbaló y cayó al suelo. Resultado: un hematoma epidural, un coágulos de sangre, rotura de una costilla, fractura de mandíbula, esguince cervical y tres meses de baja. "Llevaba cuatro meses en la empresa y tenía contrato de seis, así que, como se me acabó el contrato estando de baja, me quedé en la calle, lleno de secuelas. Se lavaron las manos". Ahora está parado y espera el juicio de su accidente. Ya está decidio: volverá a cambiar de rumbo. Se presentó a unas oposiciones y espera el resultado. "Es la única forma de que no abusen de ti. Pero es tan difícil... Son 50 plazas para 4.000 candidatos. Pero me quiero quitar del volante, Madrid es un estrés".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de octubre de 2005