No hay que perder tiempo. Se nos pueden adelantar otras regiones, naciones o países. Hay que construir un edificio emblemático, su uso ya se buscará, y darle el nombre de Doña Leonor. Es lo menos que podemos esperar de nuestros gobernantes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de noviembre de 2005