Desde hace varios meses la policía sitia el barrio de El Carme las noches de fin de semana. Y yo me pregunto qué influencias tienen algunos vecinos de dicho barrio para que pongan a su servicio tantas dotaciones policiales, incluyendo policía de paisano, que dedican su tiempo a registrar contenedores, coches y mochilas en busca de artesanía o latas de cerveza, a perseguir el botellón y a machacar sin descanso, y a golpe de multa, a los garitos más modestos y populares del barrio. ¿Será que los responsables de seguridad de nuestra ciudad consideran más peligrosos el botellón, la venta callejera o el ruido, que el tráfico y explotación de seres humanos o la proliferación de las más diversas mafias que crecen sin control? ¿O se trata, sin más, de una regata de limpieza callejera.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 3 de noviembre de 2005