Jabier Muguruza (Irún, 1960) presenta en su actual gira Abenduak 29 (Resistencia), su octavo álbum, en el que canta textos de escritores como Bernardo Atxaga, José Luis Padrón, Harkaitz Cano y Kirmen Uribe con acompañamiento de guitarra y voz femenina. Atrás queda el ambiente jazzístico de sus últimas entregas.
Pregunta. Da un cambio radical.
Respuesta. Para mí no es tan radical, aunque, efectivamente, no está esa formación de club, lo que nos lleva a otro terreno, otro paisaje, otra sonoridad.
P. ¿Sus intenciones, premisas y modo de trabajo no han cambiado?
R. No, y va a ser difícil, además. Decía [el pintor José Luis] Zumeta que él últimamente está mirando muy poco para fuera y mucho para adentro y no sigue lo que se está haciendo en pintura. Y yo, como muchos de mi edad, últimamente estoy escuchando mucha menos música, estoy mucho más para adentro.
P. Avanza hacia el minimalismo.
R. Sí, el cuerpo me pide hacer algo muy minimalista.
P. ¿La profusión de arreglos no es garantía de belleza?
R. Pienso que no.
P. ¿Su disco es un poemario cantado?
R. Sí, creo que está más cercano, porque te distrae menos. No hay ese golpe de plato en el tercer tiempo; está mucho más presente la historia que estás contando. Hasta el color que le añade la voz femenina está en función de la historia.
P. De historias cotidianas.
R. Sí, lo cotidiano es lo que me interesa. Tú coges la enciclopedia, miras "épico", que siempre hace alusión a hazañas, grandes gestas y tal, y lees "digno de ser cantado en verso". Pues para mí es digno de ser cantado en verso lo cotidiano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de noviembre de 2005