Como uno más de los muchísimos compradores en grandes superficies, vengo notando un incremento de sus empleados cuya nacionalidad no es española, sin pararme a pensar nunca que los gigantes internacionales de la alimentación podían estar prestando una gran labor social, hasta que alguien me comentó que en una página de un conocido buscador de empleo estaban seleccionando unos puestos de "cajeras de hipermercados" en varias localidades de Madrid.
Ya dentro del anuncio pude leer las condiciones: un horario variado de 9 a 22 horas, pudiendo poner cualquier horario dentro de esa franja, trabajando seis días a la semana, y cuando se trabaje un domingo, se librará un día entre semana. Los estudios mínimos que piden son Graduado Escolar y no se requiere experiencia. La edad, entre 18 y 45 años. A cambio se ofrece un contrato temporal, con una duración de seis meses y un sueldo de 6.000 euros brutos/año.
A partir de ahora, cuando vaya de compras y sea atendida por alguna de estas señoras/señoritas, cobrando los productos que he comprado, las miraré aún con más simpatía y admiración, pues están haciendo un trabajo que me pregunto ¿quién lo realizaría si ellos no existieran?, ¿qué español podría salir adelante en las mismas condiciones y, además, ayudar a que la economía crezca y algunos se enriquezcan?
Siempre he creído que todo ser humano en el planeta tiene el derecho a una vida y trabajo dignos, y que si en el pedacito de mundo que nos ha tocado nacer a cada uno, por azar, no hay oportunidades de cosas tan indispensables,habrá que irse, dejando tierra, gentes, raíces, familia. Desde aquí quiero enviar mi respeto a todos los extranjeros que por muy poco, hacen tanto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de noviembre de 2005