El "aislamiento político", en palabras de Artur Mas, al que Convergència i Unió piensa someter al Partido Popular, tendrá excepciones: cualquier ayuntamiento de Cataluña menos el de Barcelona. Así lo aseguró ayer el líder nacionalista tras la ejecutiva de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), dedicada a analizar el proyecto de reforma del Estatuto y el debate de la pasada semana en el Congreso de los Diputados.
Mas, en la rueda de prensa posterior a la ejecutiva, reiteró su advertencia de que CiU no pactará con el PP mientras "persista en la línea de utilizar a Cataluña de forma grosera por motivos de rendimiento electoral". Este veto afectaría, puntualizó, a futuros acuerdos en el Congreso de los Diputados, el Parlament y el Ayuntamiento de Barcelona, pero no a otros municipios menores de Cataluña.
El PSC ha reclamado insistentemente a los nacionalistas que rompan el pacto de gobierno que mantienen con el PP en Tarragona. En Sant Cugat, contrariamente a lo que se afirmó en la edición del pasado domingo, CiU gobierna junto a Esquerra Republicana.
El líder de CiU denunció la "actitud obstruccionista e impresentable" de los dirigentes populares en el debate del Estatuto y les acusó de "jugar con Cataluña" por motivos electorales. "Esto no es tolerable (...) y abre un auténtico precipicio entre el PP y el pueblo de Cataluña". Artur Mas agregó que esta actitud de "caballo desbocado" con un jinete "desmadrado y justiciero que combate la herejía estatutaria" tendrá "consecuencias" negativas para los populares porque supondrá, dijo, "su aislamiento político" en el futuro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 8 de noviembre de 2005