Los profesores de Educación Plástica y Música venimos padeciendo unas condiciones de trabajo deplorables. El escaso número de horas semanales (una hora en primero y segundo de ESO; dos horas en tercero) nos obliga a dar clase a muchos grupos para poder completar nuestro horario. Si a esto le añadimos que la mayoría de los grupos en los centros de secundaria están masificados, sobrepasando los 30 alumnos en algunos casos, es fácil deducir que debemos atender a unos 250 alumnos o más al año.
Las asignaturas de Educación Plástica y Música han sido arrinconadas y ya no tenemos ni tan siquiera la condición de "maría". Toda la palabrería de la LOGSE sobre la importancia de desarrollar en los alumnos capacidades de expresión, análisis, crítica y apreciación en un mundo inundado de información visual, bla, bla, bla... ha quedado en nada, predominando la visión tradicional y simplista de considerar la formación artística un adorno prescindible.
Los profesores de Educación Plástica y Música somos, en parte, culpables de esta situación por no defender nuestro trabajo. Es necesario empezar a exigir mejoras (por ejemplo, mandando e-mails a la Consejería de Educación), como aumento de horas semanales, desdobles en grupos numerosos y, sobre todo, que se vuelvan a implantar los talleres artísticos que fueron eliminados y sustituidos por los Refuerzos de Lengua y Matemáticas.
La eliminación de los talleres fue una medida absurda que no ha evitado el fracaso escolar porque es evidente que su causa no es la falta de horas en tal o cual asignatura "instrumental" sino, como dice Javier Marías en su magnifico artículo de EL PAÍS Semanal del día 9 de octubre, debido a "las sandeces y disparates contenidos en las diversas leyes de Educación".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 9 de noviembre de 2005