Orgía de violencia, terror urbano, desobediencia descontrolada... Analizamos las causas ahora. Quizá podamos empezar a especular sobre las consecuencias también.
La misma Francia que hace pocos meses se mostró recelosa ante el "fontanero polaco" tiembla hoy temerosa por imágenes de jóvenes de origen argelino y marroquí sembrando el terror por las noches. No me puedo olvidar de que la derecha radical llegó a la segunda vuelta de las últimas elecciones en Francia, ni de que el miedo es una pasión delicada y peligrosa. Hay, incluso, quien ha sustentado guerras en el poder hipnótico y contagioso del miedo en los últimos años. Espero que tras la tormenta llegue la calma y que no saquemos conclusiones que nos traigan delicadas consecuencias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de noviembre de 2005